Estas memorias surgen cuando medios de comunicación -en especial LA GACETA- refieren que el año próximo se llevará a cabo en la Justicia Federal nada más y nada menos que el primer juicio en toda la historia de la Universidad Nacional de Tucumán, donde son encausados un ex rector y funcionarios por presunta corrupción.
Sin embargo, no vamos a referirnos a esa mancha indeleble de la primera Casa de Estudios de todo el Norte argentino, sino a un hecho del cual fui partícipe como asesor de la UNT en Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD), que concedió en explotación un rico yacimiento a la empresa Minera Alumbrera SA, que es el origen de los fondos que recibió la UNT.
YMAD (entidad propietaria de la mayor concentración minera de la provincia de Catamarca) es un organismo sui generis con representantes de la Nación, de la provincia de Catamarca y de la UNT.
Esta entidad, en una etapa de apertura de la presidencia de Carlos Menem, y la nueva Ley de Minería, otorgó en concesión para su explotación el yacimiento conocido como Bajo de la Alumbrera a la multinacional Minera Alumbrera. Para explotar un yacimiento de oro, cobre y molibdeno en el año 1997 tuvo que montar una enorme estructura para llevar el mineral por un mineradolucto hasta empalmar con el Ferrocarril Mitre en Tucumán. El contrato de concesión fue duramente criticado por que, entre otras anomalías, preveía el reparto de utilidades a partir del año 2012.
l- Nuestra participación: Estando como miembro del Consejo Superior en representación de los docentes titulares de la Facultad de Derecho fui designado por el entonces rector Mario Marigliano como uno de los asesores de los representantes de la UNT en el directorio de YMAD. El otro asesor era Alfredo Tineo. Los representantes de la UNT eran Rodolfo Campero y Héctor Carlos Ostengo, ambos ex rectores de la Casa de Estudios.
II- Con la nueva Ley de Minería en vigencia, YMAD decide conceder la explotación de uno de los yacimientos denominado “Bajo de la Alumbrera” para lo cual se crea una sociedad denominada: “La Alumbrera SA”, integrada por la empresa estatal YMAD y una empresa minera multinacional cuyo mayor accionista es la empresa XStrata, de origen suizo, que detentaba el 51 % del capital accionario, y otras empresas consorciadas. La nueva empresa, una UTE (Unión Transitoria de empresas) “fue compuesta con clara mayoría de la concesionaria (14 votos la concesionaria y ocho YMAD).
III- Nuestra misión era “aburrida”: concurrir a Buenos Aires cada 15 días a presenciar las explicaciones técnicas del desarrollo de la explotación, los montos del material minero extraído y no mucho más.
IV- La piedra del escándalo: se produjo de modo casual. Sucede que el contador Ostengo tenía amigos que por razones profesionales eran asiduos concurrentes a la Bolsa de Comercio de Nueva York, donde se cotizan las principales empresas del mundo. Un amigo le comentó a Ostengo que en la sede de la Bolsa se había producido una restitución del paquete accionario de una empresa integrante de la Minera Alumbrera SA, por valor de 250 millones de dólares. Se trataba de una empresa “W. River“ y esta operación no había sido conocida por los integrantes de la empresa concesionaria. Una vez conocidos los detalles de la operación el contador Ostengo me interrogó sobre la operación que debíamos responder en base a dos normas del contrato de concesión. Ya dijimos que el contrato era netamente favorable a la concesionaria, por lo que no dejó de sorprendernos que se habían establecidos dos marcos legales fundamentales: 1) El contrato sería regido por la ley argentina; y 2) Las diferencias serían resueltas conforme al Código Civil y Comercial de nuestro país. ¡Por fin algo contractual favorable! Prácticamente en una carilla y media redacté la impugnación de la representación de la UNT a la citada restitución de capital a una empresa.
La ley argentina establece para esta restitución dos únicos modos: o una Asamblea Extraordinaria de Accionistas o en la Asamblea General de Accionistas que se celebra anualmente. Realmente era una tremenda irregularidad, máxime en un ámbito como la Bolsa de Comercio de Nueva York, donde esas irregularidades no son consentidas sin graves perjuicios para el prestigio y acceso al sistema de cotización accionario. 3) Ya redactada la impugnación a la restitución de capital, antes de firmarla Rodolfo Campero dijo que hablaría con las autoridades de la Minera y se llevó la nota de impugnación.
No recuerdo el tiempo que llevó dicha “negociación”, pero a consecuencia de lo cual se llevaría a una sesión especial para tratar la desvinculación de la empresa en cuestión, pero Minera Alumbrera se comprometía a liquidar regalías a partir del año 2006 y no como estaba previsto para 2012 o 2014, según fuese el “rendimiento” de la explotación minera. En síntesis: se logró adelantar el pago de regalías mineras en seis años.
En ese año finalizaba el rectorado de Mario Marigliano y por supuesto mi designación como asesor en YMAD. Lo que vino después en torno al ingreso de las regalías a la UNT y todas sus consecuencias, únicas en la historia de la UNT desde su creación en 1922, corre por cuenta de serios periodistas como Roberto Delgado y de cuantos ciudadanos universitarios honestos y dispuestos a reparar los graves daños económicos, y más que nada morales, que sufrió nuestra Universidad.
Aun con fallos de la Justicia, que tratará el caso, no se podrá nunca reparar íntegramente, porque la ambición del poder del dinero pudo más que la conducta proba, altruista y visionaria que dio origen a la Universidad Nacional de Tucumán.